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Tinta del corazón.

 

Ranma tomo una pluma y puso la punta de esta sobre el papel se calmo un poco sentía que el corazón le daba vuelcos, era la primera vez que se atrevía a hacer algo como esto y comenzó así.

 

Akane mi dulce Akane, yo mejor que nadie sé cuanto té he hecho sufrir, sé que nunca he sido el hombre mas constante del mundo, que mis sentimientos nunca parecen claro y que lejos de lo que yo quisiera a veces pareciera que son falsos, pero decir que lo son seria una falsedad de mi parte una falsedad que ni yo mismo estoy dispuesto a aceptar, he aceptado tanto, las mentiras de papá, los enredos de vivir siempre aburrido, solo, siempre huyendo de la gente que llegue a querer, extrañamente siempre parecía terminar odiándome aunque nunca supe porque y aun no lo se, nunca he considerado tener buena estrella, pero sabes eso cambio el día que te conocí, no se si fueron tus palabras, el que nos parezcamos tanto y lo neguemos todo, el que parezca que peleemos aunque solo sean juegos de niños, que a veces se han salido de control eh cierto y sé que té eh hecho llorar, por eso ahora en esta noche en que la luna de Octubre ilumina el cielo nocturno, quiero pedirte perdón, quiero que sepas que te quiero y que lo que menos deseo es lastimarte, entiéndelo prefiero sufrir yo a verte sufrir a ti, seria capaz de alejarme de ti, de destruir un poco o un mucho de  mi mismo por ti, no lo dudes por favor, no lo dudes,  por que sabes, no conocí algo mas solitario y mas gris que mi vida antes de conocerte a ti.

 

Posdata: Nada me hace mas feliz que tu

 

Ranma Saotome...

 

Se sentó en el escritorio de nuevo y miro la carta que acababa de escribir, la leyó y la releyó mas de tres veces, luego puso las manos sobre su cabeza y la contemplo casi con rabia Maldición ¿por qué no puedo decírselo?, ¿por qué me congelo con solo mirarla?- este día estaba especialmente preocupado, había discutido de nuevo con Akane, si otra vez los gritos, los insultos falsos y las palabras a medias que se le ahogaban en la garganta sin alcanzar a salir por su boca, por primera vez en su vida él, el poderoso Ranma Saotome se sentía derrotado, abatido por la vida y era la verdad esta vez si estaba derrotado y solo el tenia la culpa de aquella situación, ella había intentado acercarse a el y como siempre la había rechazado, le gano el miedo, la cobardía de no poder decir te amo, sonaba tan fácil en su mente y en su corazón,  ahora de seguro ella estaría disfrutando en la agradable compañía de Kehiro, ¿qué quien era Kehiro? El nuevo chico de la escuela Furinkan, actor de cine y campeón de artes marciales del Japón en juegos Olímpicos, además tenia dinero, mucho dinero, ¿cómo podía el competir con eso?, no era guapo, el nunca lo había creído así, era bueno en artes marciales si, ¿pero campeón olímpico?, eso ya te daba fama internacional, además dinero, el maldito dinero, el no tenia ni un solo yen, era solo un triste arrimado Akane no se merecía casarse con una persona como él, no siquiera digno de estar ahí, en ese instante todos los recuerdos se agolparon en su mente, la primera vez que vio a Akane, su primer abrazo, sus ojos, esos ojos en los que por gusto se perdía cual Ryoga en noche tormentosa, se levanto bruscamente, la silla rodó por el suelo y un brillo de decisión se dejo ver en sus ojos, la iba a buscar, no iba, no podía, dejar todo así, ella era Akane, SU AKANE, la que tantas veces a rescatado, la que le ayuda, la que nunca lo deja solo, la que cocina feo, la que grita, pero al fin suya, suya y de nadie mas, era definitivo no podía dejar que un actorcillo de quinta se la arrebatara tan fácilmente, ni aun cuando fuera el chico mas codiciado de todo Japón, abrió la puerta y salió corriendo con dirección a los lugares donde sabia irían de paseo menos mal que averigüe esto antes- penso, primero el mirador de la torre de Tokio, nada, solo sombras y una que otra telaraña, los visitantes hacia rato se habían marchado, salió apresuradamente del lugar seguro ahora estarían en el cine central, si, eso  debía ser, llego al cine y entro corriendo sin siquiera atender a los gritos insistentes de los vendedores de boletos, cruzo con rapidez las salas todo desierto, ni un alma, veinte salas pero no lo que buscaba, en eso escucho un ruido, volteo ávidamente esperando verla, escucho de nuevo el ruido y esta vez vio que solo se trataba de una lata de refresco vaya idiota- pateo la lata y salió del lugar esta vez ya no sabia a donde ir, esta vez las pistas de Nabiki no habían sido suficientes, - vaya para esto gaste 1000 yens- al fin derrotado y con el animo por los suelos, empezó a recorrer las modernas calles de Tokio, ciudad con vida aun a esa hora de la noche, coches tocando el claxon, sirenas perdidas en la inmensidad de personas y edificios que aun circulaban por las calles, luces neón de novísimos centros comerciales combinados con viejos templos, sin duda espectáculo visual, pero que en esos momentos poco o nada podrían importar al chico de la coleta, en ese momento solo una frase le importaba, solo un nombre, solo una persona existía en esa ciudad atestada de modernidad e historia, todas las caras eran ella, cada cosa que veía le recordaba su cara, ensimismado como es hallaba penetro en oscuro callejón, dio vuelta en una pequeña callejuela, en eso dos tipos le salieron al paso Dame todo lo que traigas niño- grito uno de los tipos, Ranma no se inmuto simplemente paso por un lado de los ladrones sin siquiera verles en rostro, cansado uno de los tipos se lanzo sobre el, Ranma no hizo mucho, sencillamente levanto la mano y el hombre voló por los aires, el otro no causo mayores problemas y despavorido corría como quien vio un muerto, en cuanto a Saotome ni cuenta se dio del incidente, fue casi inercia, además ¿cómo podía impórtale aquello?, si lo mataban daba igual. Ella no estaba ahí y sin ella seria igual la vida que la muerte, el blanco o el negro, ser chico, ser chica, ¿qué importaba ya su maldición? Si ya lo había perdido todo, siguió caminando poco a poco dejo atrás el populoso Tokio y llego a Nerima, paso por enfrente del Neko Hanten, la casa de los Kuno, al fin se paro frente al dojo y empujo la puerta con desgano infinito -¡¡¡PLAF!!!- una sonora bofetada se estrello en el rostro del chico -¡¡AKANE  ¿QUÉ TE PROPONES CON ES...?!! ¿Akane?...- Ranma no podía creerlo ahí ante él estaba Akane, cerro los ojos, se los tallo para ver si no era un sueño, en eso vio que se acercaba de nuevo pero estaba vez reacciono Espera yo que te hice si so....- pero sus palabras se vieron interrumpidas esta vez no por una bofetada sino por un beso Esto tiene que ser un sueño- pero pasaron 30 segundos y el sueño seguía en pie, era tangible y se sentía bien, mejor de lo que nunca pudo esperar, en eso el beso se acabo y al fin Akane le dirigió la palabra La bofetada es porque eres un idiota y el beso es....por la carta- Ranma abrió los ojos mas grande que nunca, bendita distracción suya, olvido guardar la Carta, esa carta que debió haber escrito años antes, esa carta que escribió con la tinta, la tinta del corazón.